viernes, 14 de febrero de 2014

ANTENA 3 Y TELECINCO: UNA HISTORIA DE AMOR



En estas últimas semanas dos noticias han llamado, bastante, la atención. Como en toda buena historia que se precie, se ha producido un punto de giro. Telecinco ha salido airosa con el estreno, por todo lo grande, de El Príncipe. Por otra parte, la versión para niños de “La Voz” ha llegado a superar el  30%. Algo que no se veía, desde antes de la aparición de la televisión digital terrestre. En este artículo, hago un breve repaso (tendencioso y subjetivo) de la historia de Telecinco y Antena 3.  



Tengo 29 años, y nací con la irrupción de las privadas en el estado Español. Uno de mis primeros recuerdos catódicos tiene que ver con un muñeco con boina y unas piernas peludas. Estoy hablando, claro está, de Macario.En las primeras emisiones de Telecinco, Macario se dedicaba a amenizar la continuidad de la incipiente cadena. Yo lo observaba, y me quedaba alucinado con su gran nariz y sus modales de gañan de pueblo. Poco después llegarían las “Mama Chicho”, y su famosa y exitosa canción. Me la aprendí, a mi manera, y hasta hacía la coreografía en la cena de Nochebuena. Para un chaval pequeñajo, Telecinco era color y diversión. En su primera etapa, se hicieron buenos programas. Tenían la libertad del que acaba de llegar y quiere desmadrar el convento. Un tiempo después, recuerdo una careta musical y un pueblo perdido en las montañas del noreste americano: “Twin Peaks”. Su hipnótica melodía me fascinaba, a la vez que me cagaba del miedo al observar el padre de Laura Palmer desdoblado con el diabólico Bob. 

Telecinco basaba su éxito en programas con mucha carne, galas territoriales y alguna que otra serie (“Misterio para tres”, “Las pesadillas de Freedy”). 


El corazón no interesaba demasiado, más allá de las revistas. Lo único que se le acercaba, quizás, era “La Máquina de la Verdad”.


Por lo contrario, empiezo a tener presente la programación de Antena 3, cuando ya era un poco más mayorcito. Hoy en día, todo el mundo alaba las series de Atresmedia, como si este fenómeno fuera algo completamente nuevo. Y no recuerdan que, en los noventa, Antena 3 estreno algunos títulos imprescindibles, en la historia televisiva y sentimental de este país. Hablo de “Farmacia de Guardia”, de “Lleno por favor”, o de “Los Ladrones van a la oficina”. Series de factura plana pero con guiones llenos de ingenio. El otro brazo articulador de la cadena, eran los programas de entretenimiento. Desde “La Ruleta de la Suerte” a “El juego de la Oca”, pasando por Lluvia de Estrellas”. 

Antena 3 aprovechó la cantina de profesionales de Televisión Española para desarrollar formatos potentes.

 

Antena 3 y Telecinco, ya en esa época, no eran lo mismo. Hasta que llegó el corazón o, mejor dicho, las vísceras. El punto determinante fue, sin lugar a dudas, el asesinato de las niñas de Alcàsser. Todas las cadenas se volcaron, como hienas. Pero Antena 3 y Nieves Herrero, fueron más allá. Montaron el plató en el mismo pueblo y explotaron el morbo y el dolor. Telecinco aprovechó el filón, con “Esta noche cruzamos el Missisipi”. Una adaptación del clásico formato americano de los Late Night. Con el crimen de Alcàsser, el programa empezó a descarrilar y se inició la veda de los denominados juicios paralelos. 

El otro momento clave, para entender la relación simbiótica entre las dos cadenas privadas, fue la aparición de “Gran Hermano”. 

 

La telerealidad había llegado, para quedarse. Antena 3, al ver los beneficios que reportaba el producto a Telecinco, se hizo con otros formatos similares. “El Bus”, “El Castillo de las mentes prodigiosas”… Sin embargo, fracasaron. No sé dieron cuenta, y tardarían casi dos décadas en dársela, que su público no tenía por qué ser el de Mediaset. En las autonómicas  se pusieron de moda otro tipo de productos. Por ejemplo, los talk show. Oprah hacía tiempo que triunfaba con este tipo de formato, consistentes en escuchar las desgracias de gente anónima y de tenderles sorpresas embarazosas para ver sus reacciones. Antena 3, de nuevo, fue a remolque de su contrincante y creó “El Diario de Patricia”. El programa funcionó muy bien, pero el concepto de público diferenciado había desaparecido. En las autonómicas, empezaron a surgir programas del corazón, como “Tómbola” (canal 9). 

No eran programas amables, si no programas llenos de insultos, discusiones y crueldad. 


Un circo romano, adaptado a los tiempos modernos. Telecinco se forró con “Salsa Rosa” y “Aquí hay tomate”. Antena 3 creó “Dónde estás corazón” y otros subproductos de la misma calaña.


Todo cambió, por suerte, cuando Antena 3 hizo un acto de contrición y se replanteó su estrategia comercial. Se dieron cuenta que para triunfar, debían diferenciarse de Telecinco. 

Antena 3 elimino la mayoría de programas relacionados con la denominada telebasura y buscaron una programación enfocada a un público más joven y familiar. 


Poco después, Mediaset se pegó un tortazo con el corazón y lo enterró (momentáneamente). Atresmedia estreno “Tu Cara me suena” y otros formatos de entretenimiento y reforzó sus series. El primer intento, aunque incipiente, sería “Física o Química”. Luego llegaría la revolución, a nivel cualitativo, con “Hispania”, “El Internado” y, sobretodo, “Gran Hotel” y “El tiempo entre costuras”. Por primera vez, en mucho tiempo, Mediaset iba por detrás de Atresmedia. La cadena de Fuencarral solo invertía en ficción, en contadas ocasiones. Muchas veces, producía miniseries basadas en temas del corazón. De esta forma, podía explotar el tema en especiales interminables y acaban barriendo para casa. (Las cadenas tienen la obligación de invertir en cine español, y las miniseries entran dentro del paquete). Y luego estaba, por supuesto, el universo de “La Fábrica de la tele”. Productos muy baratos, que fomentaban una sinergia total entre toda la programación y que proporcionaban grandes datos de audiencia. Unas cifras, a todas luces, engañosas. Su target principal, se desplazó. 

La juventud, con dinero, adoptó otras formas de consumo audiovisual, o se fue a Atresmedia. Mediaset se quedó, a grandes rasgos, con un target de clase media-baja, jubilados y gente desempleada.



En enero de 2013, la cadena de Planeta superó, en cuota de pantalla, a Telecinco. Todo un éxito que, los accionistas de Mediaset, no han tardado en aprovechar. El año ha empezado con una cartera de proyectos “fuertes” de ficción, en Telecinco. Se observa cambios significativos, en la estructuración de las cadenas filiales. Y de momento, no les ha ido mal con “El Príncipe”. “La voz Kids”, ha superado a “Tu cara me suena”. 

Ahora solo hace falta que se den cuenta que el entretenimiento de calidad es imprescindible, a la hora de captar al ansiado target comercial (o grupo demográfico que se dedica a consumir). 


Un buen primer paso sería, por ejemplo, darle otro enfoque a Cuatro, que sigue yendo a la deriva. Debería ser la tele joven de Mediaset, con formatos informativos arriesgados y ficción exportable. Atresmedia lo ha visto claro y ha sabido diferenciar el tono entre Antena 3 y La Sexta. Una, conservadora y familiar. La otra, urbanita y izquierdosa.


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