martes, 25 de febrero de 2014

TWIN PEAKS Y TRUE DETECTIVE: HERMANAS DE SANGRE



No hay duda que la sorpresa televisiva del año ha sido "True Detective", la nueva producción de la HBO. Todo el mundo se ha dedicado a descubrir sus referentes y sus citas más o menos privadas. Sin embargo, nadie ha llegado a profundizar en su relación, casi calcada, con una de las obras más importantes de la historia de la televisión: "Twin Peaks".




"Twin Peaks" surgió como un encargo de la ABC, que había anotado unos datos de audiencia más que mediocres. Lynch y Frost compartían el mismo agente, y ya habían trabajado en algunos proyectos que no llegaron a buen puerto. A Lynch le vino una imagen en la cabeza: El cadáver de una chica, envuelta en plástico, flotando en el rio. Ese fue el pistoletazo de salida. Cuando se estreno el piloto, en el sindicato de directores, se hizo el silencio. La mezcla de géneros y de tonos, descolocaron al personal. La cadena encargo ocho capítulos, y al ver el éxito de audiencia, encargo ocho más. En la década de los ochenta y noventa, los ejecutivos solo buscaban el mejor share. Aún no existía HBO o otras cadenas por cable, que dan una gran libertad a los creadores. 



La ABC cogió por las pelotas a Frost y Lynch y les obligaron a desvelar la identidad del asesino de Laura Palmer, en el capítulo 14. 



Ese capítulo es uno de los momentos más bestiales y violentes vistos nunca en la pequeña pantalla. Pero como dijo Lynch, mataron los huevos de oro. Su intención era no desvelar el nombre del asesino hasta el final de la serie, al estilo de “El Fugitivo” y El manco. A este factor le tenemos que sumar la marcha de Lynch para dirigir “Will at Heart” y tenemos la tormenta perfecta. El cambio de emisión hizo el resto y la ABC decidió no renovar para una tercera temporada. Lynch se puso al mando del último capítulo, lo reescribió y nos sirvió la pieza más surrealista de la historia catódica mundial.



"True Detective" es otra historia. Su origen se produjo a partir de la alianza entre un guionista consagrado, Nic Pizzolatto (creador de la versión americana de “The Killing”), y un director con impronta personal, Cary Fukunaga (director de la última versión de “Jean Eyre”). El contexto también es muy diferente. La HBO no es una generalista como la ABC, y ya lleva más de una década teniendo éxito con sus producciones.

 

No están supeditadas a la estructura narrativa de las teles comerciales y pueden hablar de todos los temas (hasta de sexo y religión), sin tener que temer a los anunciantes. 

 




ESTRUCTURA EN OCHO CAPÍTULOS

"Twin Peaks", como he comentado, tenía que ser una serie de ocho capítulos. Este tipo de productos, ya en los ochenta, eran considerados como pequeñas películas. 

 

Fukunaga y Pizzolato lo tuvieron muy claro, y escogieron una historia completamente cerrada. 



En las próximas temporadas se conservará el nombre de la serie, pero las tramas serán completamente nuevas (un poco lo mismo que decidió Ryan Murphy para “American Horror Story”). 

El éxito de Twin Peaks, le alargó la vida. Sin embargo, podemos observar bastantes parecidos, a nivel formal y argumental entre los ocho primeros capítulos de la serie de Lynch & Frost y “True Detective”. 



Por ejemplo, todos los episodios tienen el mismo tratamiento fotográfico. También comparten el mismo tipo de montaje y de estructura narrativa. 




En "Twin Peaks", Lynch decidió marcar las pautas ya que, en los próximos capítulos, llegarían nuevos directores. 
En “True Detective”, también se delimita el estilo de la serie pero, me temo, que se deba más a una cuestión de producción (por ejemplo, conservar los cambios físicos entre las dos líneas temporales).





 PAREJA DE POLICIAS
Este es uno de los parecidos más evidentes. Y se podría decir que, en todas las historias de policías, suelen haber parejas que deben trabajar juntas. 

 

Suelen ser dos personas completamente diferentes. Uno es más introvertido, y el otro más extrovertido. 




En "Twin Peaks", Cooper es un tipo loco con unos métodos de investigación fuera de lo común. Harry S. Truman, el sheriff de Twin Peaks, es un hombre tradicional, con métodos convencionales. 

En “True Detective”, Cohle es un colgado nihilista, que lee filosofía y se guía por su extraño poder deductivo.  En cambio, Martin es un típico policía del Sur. Tradicional, religioso y pragmático. Esta dicotomía es fundamental, en cualquier serie, para encender la chispa del conflicto dramático.



CLAROSCUROS

En la mayoría de Buddy Movies, la tipología de los dos colegas se mantiene durante todo el relato. Quizás varia un poco, pero no es nada del otro mundo. 


En "Twin Peaks" y "True Detective", los autores tienen una especial obsesión por mostrarnos la dualidad de la psique humana. 



En "Twin Peaks", por ejemplo, Cooper empieza siendo un agente peculiar pero entrañable. No sabemos que su mejor amigo, Windom Earle, mató a su esposa, al enterarse de que Cooper estaba liado con ella. La aparición de Earle, en la segunda temporada, enfrenta a Cooper con su lado oscuro (literalmente). Por lo que se refiere a Truman, encarna la ley en Twin Peaks pero no es bruto ni desagradable. Su único pecado es enamorarse de Josie, una enigmática mujer china que se dedicaba a la prostitución. Truman cae en la bebida y su carácter se avinagra. 

En "True Detective" vemos, desde el principio, que Cohle no es trigo limpio. Es un ser oscuro y deprimente, con un pasado que nadie conoce. Pero, en cambio, Martin parece ser el típico padre de familia que quiere, con locura a su mujer y a sus hijos. Su encuentro con Cohle  le va corrompiendo, poco a poco. O, mejor dicho, destapa su parte más oscura. Martin tiene una amante y, durante la serie, consume drogas y usa métodos policiales muy poco ortodoxos.



CHICA MUERTA

Los detonantes son parte imprescindible de cualquier ficción. Ya lo contaba Aristóteles, en su "Poética". Sin conflicto, no hay acción dramática. Y para impulsar esa acción, necesitamos un detonante lo suficientemente potente como para hacer despegar toda una trama. 


En "True Detective" se trata del asesinato de una prostituta de mala muerte y en "Twin Peaks", de la reina del baile. 


Los asesinatos son poco comunes. El asesino se ha tomado muchas molestias, alcanzando el título de artista de lo macabro. En "Twin Peaks", el asesino inserta unos trocitos de papel en la uña del dedo anular de Laura Palmer, la envuelve en una enorme bolsa de plástico y la deposita en el lecho del río. 
La prostituta de "True Detective" esconde muchos secretos y parece ser la caja de Pandora que nos sumerge en un mundo en descomposición. 

En el caso de Laura, su protagonismo aun es más determinante. La primera temporada gira en torno de su asesinato y de la relación que los personajes establecían con ella.




ZONA RURAL CON SECRETOS

Twin Peaks es una población llena de secretos y de personajes malvados, pero tiene cierto encanto. En la versión cinematográfica, "Fire Walk with me", vemos un pueblo muy diferente al que conocíamos en televisión. Un sitio infestado de violadores incestuosos, drogas y perversión.

 

Algún crítico señaló en su día que "Twin Peaks", la serie, estaba narrada a través de los ojos curiosos y divertidos del agente Cooper. Y, por lo contrario, la película estaba contada por Laura Palmer. Una chica que vivía un infierno en su propia casa y que sabía que le quedaban muy pocos días de vida. 



En "True Detective", en cambio, observamos la acción con una sola mirada, un solo prisma. Una Luisiana deprimida, asada por un calor infernal y aparta del mundo real. En la serie ya se habla de la presencia continuada de Huracanes y fenómenos extremos que parecen querer borrar esa zona de la faz del planeta. En las calles se palpan los pequeños crímenes y la prostitución. Pero "True Detective", como "Twin Peaks", escarba y nos descubren lo que nadie quiere enseñar. Fanatismo religioso, orgías de sangre, gente con poder que mata por diversión…


NARCOTRÁFICO

En "Twin Peaks", Laura Palmer consumía mucha coca y su novio oficial, Bobby, era traficante. En "True Detective", Cohle tuvo muchos problemas con las drogas en el pasado. 

Era un agente infiltrado en temas de drogas y no supo resistir la tentación. 

Laura toma drogas para olvidar la terrible realidad que debe vivir cada día. 

  

La prostituta asesinada de “True Detective”, Cohle y el resto de perdedores que infestan la serie usan las drogas como escape y como arma de poder.

 


ELEMENTOS SOBRENATURALES



Durante la primera temporada de "Twin Peaks", lo sobrenatural se intuye de manera muy sutil. Será en la segunda temporada, cuando lo fantástico se apoderará del tono y desarrollará líneas argumentales específicas que tan solo se habían esbozado, durante los primeros episodios. 


En “True Detective”, los elementos sobrenaturales no son evidentes. Más bien se trata de una serie de signos y elementos relacionados con lo diabólico y mágico. 


Elementos mágicos y extraños como, por ejemplo, el asesinato ritual de la prostituta, las pintadas en la iglesia en runas o el colegio abandonado violentan la realidad más convencional.







REFERENTES RELIGIOSOS

El mal, en las dos series es abordado mediante metáforas. En “Twin Peaks”, Leland Palmer viola y mata a su hija. Lynch y Frost parecen no poder aceptar una realidad tan bestial y se inventan la figura diabólica de Bob. Un ente parasitario que controla a Leland y lo controla a su antojo. El mal existe y se puede percibir: A través de la electricidad, dolores en las extremidades o un círculo de árboles sicomoros. 


En “True Detective”, las misteriosas desapariciones de niñas y los homicidios sin resolver son el rastro de una misteriosa iglesia pagana, capitaneada por un Rey Amarillo. 



Es el antídoto contra una sociedad cristiana integrista que delimita, sin temblarle el pulso, la frontera entre el cielo y el infierno.



IMPORTANCIA DE LA MÚSICA Y EL SONIDO

“Twin Peaks” marcó un antes y un después, también, en este sentido. David Lynch había colaborado con Angelo Badalamenti, un compositor neoyorkino, en “Blue Velvet”. 


La colaboración se extendió en un disco llamado “Floating into the night”, que sirvió de inspiración para Twin Peaks (uno de los temas del cd, Falling, se aprovechó como tema principal de la serie). 



En Twin Peaks, las canciones de Julee Cruise se aprovecharon, como haría Paul Thomas Anderson en “Magnolia”, para hacer avanzar la acción. 

En “True Detective”, hay muy poca música. Destaca “Far from any road” de The Handsome Family. Una asfixiante poesía musical que plasma, a la perfección, el desasosiego de la serie. Dentro de los capítulos, hay una presencia constante de ruidos y efectos ensordecedores. Lynch es conocido, desde “Eraserhead” como el rey de los efectos de sonido obsesivos y desagradables. También destacan algunos cánticos Góspel, que acentúan la presencia de la cultura afroamericana o el “score” compuesto por T Bone Burnett: Fraseos de guitarra, entre el pop, el folk y el rock industrial.



INTERTEXTUALIDAD

“Twin Peaks” era un producto, hijo de su director. Y su director era hijo de su tiempo: El posmodernismo lo empezó a impregnar todo.


Es por esa razón que la serie, como las películas de Tim Burton, conectaron tan bien con el público ochentero y noventero. La mezcla de géneros y de ideas plasmaban la denominada: Sociedad Líquida. 



Ese tipo de sociedad, basculante e inestable, se caracterizaba por la intertextualidad. A saber: El uso y abuso de citas literarias, artísticas o cinematográficas, con un fin reconocible y reciclador. 



En “Twin Peaks, las referencias son más que evidentes y están relacionadas con el cine. Por ejemplo: Laura debe su nombre del personaje protagonista de “Laura” de Otto Premminger. En ese mismo film, aparece Waldo Lydecker que, en Twin Peaks, es el veterinario dueño del pájaro Waldo. La prima de Laura Palmer, Maddy Fergusson, resulta de la contracción entre el apellido del detective protagonista de “Vértigo” de Alfred Hitchcock con el nombre de su amada difunta. Gordon Cole, el jefe del FBI, era el nombre de un trabajador de la Paramount en “Sunset Boulevard” de Billy Wilder. 



En “True Detective” existen referencias relacionadas con el cine y la televisión, aunque son más estéticas que textuales. Por ejemplo, la estética de la serie parece ser una mezcla entre el naturalismo sucio de David Fincher (en “Seven” o “Zodíac”) y el realismo mágico de Lynch (en “Fire Walk with me” o “Lost Highway”). A nivel textual, ha llamado la atención la relación que se establece entre los asesinatos rituales y la literatura terrorífica de Robert Chambers. El Rey amarillo es el título de un libro de relatos de Chambers que se cita, literalmente, en la serie. También se perciben referencias relacionadas con Lovecraft.  Lovecraft y Chambers compartían relatos relacionados con mundos perdidos, seres monstruosos, y personalidades desdobladas.

viernes, 14 de febrero de 2014

ANTENA 3 Y TELECINCO: UNA HISTORIA DE AMOR



En estas últimas semanas dos noticias han llamado, bastante, la atención. Como en toda buena historia que se precie, se ha producido un punto de giro. Telecinco ha salido airosa con el estreno, por todo lo grande, de El Príncipe. Por otra parte, la versión para niños de “La Voz” ha llegado a superar el  30%. Algo que no se veía, desde antes de la aparición de la televisión digital terrestre. En este artículo, hago un breve repaso (tendencioso y subjetivo) de la historia de Telecinco y Antena 3.  



Tengo 29 años, y nací con la irrupción de las privadas en el estado Español. Uno de mis primeros recuerdos catódicos tiene que ver con un muñeco con boina y unas piernas peludas. Estoy hablando, claro está, de Macario.En las primeras emisiones de Telecinco, Macario se dedicaba a amenizar la continuidad de la incipiente cadena. Yo lo observaba, y me quedaba alucinado con su gran nariz y sus modales de gañan de pueblo. Poco después llegarían las “Mama Chicho”, y su famosa y exitosa canción. Me la aprendí, a mi manera, y hasta hacía la coreografía en la cena de Nochebuena. Para un chaval pequeñajo, Telecinco era color y diversión. En su primera etapa, se hicieron buenos programas. Tenían la libertad del que acaba de llegar y quiere desmadrar el convento. Un tiempo después, recuerdo una careta musical y un pueblo perdido en las montañas del noreste americano: “Twin Peaks”. Su hipnótica melodía me fascinaba, a la vez que me cagaba del miedo al observar el padre de Laura Palmer desdoblado con el diabólico Bob. 

Telecinco basaba su éxito en programas con mucha carne, galas territoriales y alguna que otra serie (“Misterio para tres”, “Las pesadillas de Freedy”). 


El corazón no interesaba demasiado, más allá de las revistas. Lo único que se le acercaba, quizás, era “La Máquina de la Verdad”.


Por lo contrario, empiezo a tener presente la programación de Antena 3, cuando ya era un poco más mayorcito. Hoy en día, todo el mundo alaba las series de Atresmedia, como si este fenómeno fuera algo completamente nuevo. Y no recuerdan que, en los noventa, Antena 3 estreno algunos títulos imprescindibles, en la historia televisiva y sentimental de este país. Hablo de “Farmacia de Guardia”, de “Lleno por favor”, o de “Los Ladrones van a la oficina”. Series de factura plana pero con guiones llenos de ingenio. El otro brazo articulador de la cadena, eran los programas de entretenimiento. Desde “La Ruleta de la Suerte” a “El juego de la Oca”, pasando por Lluvia de Estrellas”. 

Antena 3 aprovechó la cantina de profesionales de Televisión Española para desarrollar formatos potentes.

 

Antena 3 y Telecinco, ya en esa época, no eran lo mismo. Hasta que llegó el corazón o, mejor dicho, las vísceras. El punto determinante fue, sin lugar a dudas, el asesinato de las niñas de Alcàsser. Todas las cadenas se volcaron, como hienas. Pero Antena 3 y Nieves Herrero, fueron más allá. Montaron el plató en el mismo pueblo y explotaron el morbo y el dolor. Telecinco aprovechó el filón, con “Esta noche cruzamos el Missisipi”. Una adaptación del clásico formato americano de los Late Night. Con el crimen de Alcàsser, el programa empezó a descarrilar y se inició la veda de los denominados juicios paralelos. 

El otro momento clave, para entender la relación simbiótica entre las dos cadenas privadas, fue la aparición de “Gran Hermano”. 

 

La telerealidad había llegado, para quedarse. Antena 3, al ver los beneficios que reportaba el producto a Telecinco, se hizo con otros formatos similares. “El Bus”, “El Castillo de las mentes prodigiosas”… Sin embargo, fracasaron. No sé dieron cuenta, y tardarían casi dos décadas en dársela, que su público no tenía por qué ser el de Mediaset. En las autonómicas  se pusieron de moda otro tipo de productos. Por ejemplo, los talk show. Oprah hacía tiempo que triunfaba con este tipo de formato, consistentes en escuchar las desgracias de gente anónima y de tenderles sorpresas embarazosas para ver sus reacciones. Antena 3, de nuevo, fue a remolque de su contrincante y creó “El Diario de Patricia”. El programa funcionó muy bien, pero el concepto de público diferenciado había desaparecido. En las autonómicas, empezaron a surgir programas del corazón, como “Tómbola” (canal 9). 

No eran programas amables, si no programas llenos de insultos, discusiones y crueldad. 


Un circo romano, adaptado a los tiempos modernos. Telecinco se forró con “Salsa Rosa” y “Aquí hay tomate”. Antena 3 creó “Dónde estás corazón” y otros subproductos de la misma calaña.


Todo cambió, por suerte, cuando Antena 3 hizo un acto de contrición y se replanteó su estrategia comercial. Se dieron cuenta que para triunfar, debían diferenciarse de Telecinco. 

Antena 3 elimino la mayoría de programas relacionados con la denominada telebasura y buscaron una programación enfocada a un público más joven y familiar. 


Poco después, Mediaset se pegó un tortazo con el corazón y lo enterró (momentáneamente). Atresmedia estreno “Tu Cara me suena” y otros formatos de entretenimiento y reforzó sus series. El primer intento, aunque incipiente, sería “Física o Química”. Luego llegaría la revolución, a nivel cualitativo, con “Hispania”, “El Internado” y, sobretodo, “Gran Hotel” y “El tiempo entre costuras”. Por primera vez, en mucho tiempo, Mediaset iba por detrás de Atresmedia. La cadena de Fuencarral solo invertía en ficción, en contadas ocasiones. Muchas veces, producía miniseries basadas en temas del corazón. De esta forma, podía explotar el tema en especiales interminables y acaban barriendo para casa. (Las cadenas tienen la obligación de invertir en cine español, y las miniseries entran dentro del paquete). Y luego estaba, por supuesto, el universo de “La Fábrica de la tele”. Productos muy baratos, que fomentaban una sinergia total entre toda la programación y que proporcionaban grandes datos de audiencia. Unas cifras, a todas luces, engañosas. Su target principal, se desplazó. 

La juventud, con dinero, adoptó otras formas de consumo audiovisual, o se fue a Atresmedia. Mediaset se quedó, a grandes rasgos, con un target de clase media-baja, jubilados y gente desempleada.



En enero de 2013, la cadena de Planeta superó, en cuota de pantalla, a Telecinco. Todo un éxito que, los accionistas de Mediaset, no han tardado en aprovechar. El año ha empezado con una cartera de proyectos “fuertes” de ficción, en Telecinco. Se observa cambios significativos, en la estructuración de las cadenas filiales. Y de momento, no les ha ido mal con “El Príncipe”. “La voz Kids”, ha superado a “Tu cara me suena”. 

Ahora solo hace falta que se den cuenta que el entretenimiento de calidad es imprescindible, a la hora de captar al ansiado target comercial (o grupo demográfico que se dedica a consumir). 


Un buen primer paso sería, por ejemplo, darle otro enfoque a Cuatro, que sigue yendo a la deriva. Debería ser la tele joven de Mediaset, con formatos informativos arriesgados y ficción exportable. Atresmedia lo ha visto claro y ha sabido diferenciar el tono entre Antena 3 y La Sexta. Una, conservadora y familiar. La otra, urbanita y izquierdosa.