lunes, 9 de diciembre de 2013

LUGARES DONDE VIVIR



Hay noches que pones la tele y no echan nada interesante. Repasas tus películas y te decides por algún título que te sabes de memoria. Pero te da igual, porqué no te cansas nunca de esos personajes y de esos escenarios. Te meterías, literalmente, dentro de la pantalla. La ficción ha reflexionado, miles de veces, acerca de la frontera entre mundo real y ficticio. La disolución de la cuarta pared suele ser un motivo recurrente. Desde Lewis Carroll, y su Alicia en el País de las Maravillas, hasta Pleasantville.



EL MODERNO SHERLOCK HOLMES. (Sherlock Jr. Buster Keaton. 1924)

En “El Moderno Sherlock Holmes” de Buster Keaton, un proyeccionista, desafortunado en el amor, se duerme mientras trabaja, y sueña que viaja dentro de una película. Se convierte en Sherlock Holmes, resuelve el misterioso robo de un reloj y consigue conquistar a su amada. La ficción le permite sacar su lado más atrevido, ingenioso y valiente.



LA ROSA PÚRPURA DEL CAIRO. (The purple rose of Cairo. Woody Allen.1985)

Décadas después, Woody Allen homenajeó el clásico mudo en su imprescindible “La Rosa Púrpura del Cairo”. Melisa trabaja como camarera en un cine, durante la gran depresión. Su vida es gris y anodina. No le gusta su trabajo y tiene un marido que se pasa el día bebiendo y que la tiene desatendida. Una noche, el protagonista del film que se está proyectando en la sala se fija en Melisa y la invita a traspasar el umbral. Los dos se enamoran y viven mil y una aventuras, alejados de la realidad.

 
EL ÚLTIMO GRAN HÉROE. (Last action hero. John McTiernan 1993)

En los noventa, uno de los mejores directores de acción de todos los tiempos, John McTiernan, se la pegó (comercialmente) con “El Último gran Héroe”.  Danny vive en un mundo en descomposición. Su padre desapareció, hace años. Es un mal estudiante y se refugia en un viejo cine, que se cae a trozos. Es un inadaptado y solamente se lleva bien con el acomodador de la sala. El hombre le regala una entrada mágica, que perteneció al mago Houdini. Ese trozo de  papel, transporta a Danny a un Actioner noventero protagonizado por Jack Slater (Arnold Schwarzenegger). Danny empieza a interactuar con un mundo de cartón piedra, poblado por rubias tontas, explosiones y música rock a toda pastilla. Todo parece perfecto, hasta que el malo malísimo descubre las propiedades de la entrada y viaja al mundo real, donde la violencia y el terror no son espectaculares ni, mucho menos, divertidos.


PLEASANTVILLE (Pleasantville. Gary Ross.1998)

En 1998, Gary Ross dirigió una pequeña gozada, llamada Pleasantville. David y su hermana Jennifer son dos adolescentes descreídos y típicamente americanos. Su vida se reduce al instituto, a ir a los centros comerciales y a tragarse reposiciones de viejas series televisivas. Un día,  son teletransportados a una de esas Sitcoms en blanco y negro, Pleasantville. David se encuentra en su salsa. Los personajes de la teleserie son puros e inocentes. No existe el crimen ni las desgracias. Por el contrario, Jennifer se siente un pez fuera del agua. Se aburre como una ostra, porqué no puede ver la MTV y los chicos son vírgenes y bobalicones. Los dos hermanos muestran a la gente del pueblo, que hay un mundo más allá del blanco y negro, lleno de placeres y emociones.


Todas las obras mencionadas, tienen puntos en común. Una realidad que nos desagrada, o que nos tiene atrapados, y una ficción que nos ayuda a sentirnos más libres y plenos. En la actualidad, más de uno se podría sentir identificado con Mia Farrow o Reese Witherspoon. 

Ahí va una pequeña lista, aleatoria y esquemática, de algunos mundos que me gustaría visitar.



EL NUEVA YORK DE WOODY ALLEN.

Woody Allen se ha dedicado, los últimos años, a coger la maleta y viajar por todo el mundo. Sin embargo, sus historias siguen siendo las mismas. Sea en Barcelona, en Londres, o en San Francisco, sus personajes siguen teniendo ese tufillo típicamente neoyorkino. 

El Nueva York de Woody Allen es un Nueva York acogedor, lleno de teatros, cines, pequeños cafés y apartamentos decorados con gusto exquisito. 

La acción puede situarse en cualquier estación del año. En invierno, la ciudad está cubierta por un manto de nieve y los personajes cohabitan en interiores bañados por una luz cálida (obra, la mayoría de veces del director de fotografía Carlo Di Palma). En primavera, la vegetación rebrota y los protagonistas pasean por Central Park o por Coney Island. En verano, la ciudad se llena de turistas y nos trasladamos a alguna pequeña ciudad de campo del estado de Nueva York. Con la llegada del otoño, llega la estación preferida del director (la que retrata mejor su estado de ánimo). Días de lluvia, de partidas de Poker o de cenas, a altas horas de madrugada, en Nueva Jersey. Los seres neuróticos y divertidos de Allen viven mil y uno conflictos, pero nos apetecería estar ahí con ellos acompañados, todo el día, por una perfecta selección de temas jazzísticos.


EL MELODRAMA NOIR.

En los años 30, la Warner se especializó en producir películas con una fuerte temática social. A saber: Películas rodas en exteriores y tramas relacionadas con el crimen y la crónica negra. Con los años, las historias se volvieron más fatalistas y románticas. Llegaron muchos directores expresionistas, que huían del horror Nazi, y transformaron la estética de esas historias. Claroscuros, filtros deformados, humo y mucha música Jazz.  

Algunas pequeñas productoras, como la RKO, se nutrieron con películas de serie B, protagonizadas por personajes miserables y chicas fatales. 

Una de las obras cumbre del melodrama Noir es Laura, de Otto Preminger. Me fascina ese guión lleno de giros argumentales, esas interpretaciones (Gene Terney, por Dios) y, sobretodo, la banda sonora de David Ranskin. Un leit motiv musical, imposible de olvidar, nos seduce, desde los títulos de crédito. La historia es macabra, pero nos importa un bledo. Queremos saber cosas de Laura, esa chica muerta que todo el mundo amaba. Otro de mis ejemplos predilectos: “Retorno al Pasado” de Jacques Tourneur. Una película hipnótica y onírica. El director nos acompaña a un México mágico y tropical  y a las montañas nevadas de Estados Unidos, para contarnos la típica historia de la mujer fatal que desestabiliza al malote retirado.



EL TERROR DE LA HAMMER

La Hammer, sin duda alguna, es una de las productoras fantásticas más determinantes de la historia. Se dedicaron a reciclar los grandes mitos del terror (ya adaptados por la Universal en los años 30),  para darles la vuelta. Potenciaron los elementos más sangrientos y eróticos. 

El terror era una metáfora del deseo, de las enfermedades venéreas y de las nuevas prácticas sexuales. 


En el universo Hammer, cohabitan monstruos sin escrúpulos (Christoper Lee como Drácula o La Momia) y jóvenes doncellas con grandes escotes. Los escenarios son poco creíbles y se alejan de la fidelidad histórica. Enormes caserones medievales y mansiones victorianas, pueblos centroeuropeos de postalita y un lejano y prohibido Egipto. Un universo perfecto para adolescentes salidillos y cinéfilos empedernidos como, por ejemplo, Francis Ford Coppola. En su posterior obra, podemos ver esa impronta. El uso del color en los films de Brian de Palma (sobretodo el color rojo), o la importancia del erotismo y el barroquismo escenográfico en Coppola.


DIBULIWOOD.

En ‘Quién engaño a Roger Rabbit”, los dibujos animados cohabitan con los seres humanos y viven en Dibuliwood. Tan solo les separa un pequeño muro de ladrillos. En el Hollywood dorado, los Majors se forran con las grandes estrellas del Cartoon. Una de esas estrellas es Roger Rabbit, un conejo loco muy entrañable, que se ve involucrado en una trama urbanística. 

Robert Zemeckis es, digámoslo ya, un gran director. Un maestro del arte cinematográfico. 

Solo basta ver “La muerte os sienta tan bien” o la trilogía de “Regreso al futuro”. Zemeckis funde tecnología y emoción, como pocos directores en la historia del cine. El universo de Quién engañó a Roger Rabbit no existe ni existió (en parte). La historia retrata muy bien el sistema de estudios, los contratos millonarios de las estrellas del cine y una ciudad, Los Ángeles, que era una preciosidad. Con su ayuntamiento Art Decó y su tranvía… Hasta que llegó la autopista y el asfalto, y la cosa empezó a descontrolarse. Una de mis secuencias favoritas tiene lugar al principio del film. Conocemos a Eddy Valiant, un detective borracho. Vive torturado por la muerte de su hermano, asesinado por un Dibu. Con cuatro pinceladas, Zemeckis nos presenta al personaje y a su mundo. La oficina llena de polvo y recuerdos, el barrio con la estación de trenes, los chiquillos corriendo por las calles en el atardecer… Todo ello, envuelto por una preciosa banda sonora de Alan Silvestri.


EL SAN FRANCISCO DE FINCHER.

San Francisco es una ciudad muy cinematográfica. Hitchcock rodó “Vértigo” ahí, Paul Verhoven “Instinto Básico”… El  Golden Bridge, el barrio Chino o Alcatraz son parte de la memoria colectiva. 
David Fincher ha retratado San Francisco en “Seven” (aunque nunca aparece la ubicación de la ciudad), “The Game” y “Zodíac”. En esta última, asistimos a un verdadero fresco histórico que repasa los cambios urbanísticos y sociales de la población del Norte de California. 

El asesino del Zodíaco fue uno de los asesinos en serie más diabólicos y listos de la historia. Tenía plena consciencia del mundo donde vivía y amaba ser el protagonista de periódicos y televisiones. 

Jugaba con referencias astrológicas, literarias y cinematográficas. Sus crímenes se diseminaron por todo el estado y sembraron el pánico entre sus habitantes. La trama es brutal y terrorífica, pero uno no puede resistirse a esa estética de película sesentera. Su banda sonora, llena de temazos de Santana, Donavan o Marvin Gaye. La redacción del San Francisco Chronicle, el lago Berryesa o Presido Heights construyen una realidad plausible, fascinante y enfermiza. En The Game, la ciudad ha evolucionado hasta la actualidad. La gran mansión de Nicolas Van Orton, el especulador hijo de puta interpretado por Michael Douglas. Los despachos fríos y minimalistas  o los grandes restaurantes para ricachones dibujan un San Francisco anónimo, nocturno pero, a su vez, atrayente.


EL TWIN PEAKS DE DAVID LYNCH.

Existen dos Twin Peaks (o quizás, muchos más). Uno es el Twin Peaks de Laura Palmer. Lo vemos y lo sufrimos en la película “Fire walk with me”. Es un pueblo oscuro, apartado del mundo, infestado de seres oscuros y sin escrúpulos. Laura vive en un infierno de casas apareadas, de institutos de educación secundaria y de comidas sobre ruedas. Su vida está sellada por un destino imposible de evitar. Una tragedia griega, vaya. En cambio, el Twin Peaks de Cooper (mostrado en la serie de televisión) es una población llena de glamur norteño, de chicas guapas, de tartas de cereza y de humor negro e irresistible. Lynch nos demuestra que, un mismo mundo, puede ser visto de maneras completamente contrapuestas. 

David Lynch es considerado, porqué sí, un director raro. Es un tío bizarro y especial, si se quiere, pero siempre juega y trabaja con la realidad más humana. Detrás de enanos y mujeres tuertas, encontramos VERDAD. 

Por ejemplo, la población de Twin Peaks es descrita, desde el primer capítulo, con exactitud. Es una sensación espacial completa, que muy pocas ficciones desarrollan. Uno tiene la sensación de poder caminar por sus calles. Puedes ir al Double R, a comer tarta con Shelly y Norma. O pasarte por el Gran Hotel del Norte, a degustar una copa en su piano bar. O si eres más golfo, puedes acercarte al Roadhouse o al Pink Room.
















viernes, 29 de noviembre de 2013

BÚSQUEDA ACTIVA DE EMPLEO



El poeta escribió: Si lo primero que se te pasa por la cabeza, al levantarte, es escribir una historia, es que eres escritor. 

Pocas frases sintetizan mejor la vocación por la creación. En mi caso, da igual que se trate de una serie de tele, una película, un programa de entretenimiento o una obra de teatro. Soy consciente que lo único que sé hacer es escribir. Y sé que me gustaría trabajar de ello. No hay nada mejor que encontrar un empleo que te guste. Es la mejor lotería que uno puede encontrar. Pero, quizás, es pedir demasiado. 

Para un guionista en el paro, encontrar un trabajo, por muy anodino que sea, es fundamental. 

Al menos, para mí. Sin dinero en la cuenta corriente, empiezo a comerme el tarro y no consigo concentrarme ni consigo vomitar algún proyecto mínimamente interesante o coherente. Por esto, y fue uno de los motivos, me decidí a empezar este blog. Hoy hablaré de la búsqueda activa de empleo. Una descripción que se oye mucho por ahí, y que da una rabia que te cagas. La búsqueda de empleo activa se ha convertido en la única ocupación de mucha gente, y me parece bien. Es una manera de sentirse vital, de no tirar la toalla. Pero, a veces, cuesta mucho no enviarlo todo a tomar viento. Sobre todo, si echamos un vistazo a los principales portales de empleo. Ahí va, un pequeño repaso.


MÓNICA LEWINSKY QUE ESTÁS EN LOS CIELOS…

Hace años, ser becario era señal de primera toma de contacto con el mundo profesional. En una empresa, solías aprender el doble que en toda la carrera universitaria. Y, en cierta manera, sigue siendo así. 

La única diferencia substancial es que, ahora, los becarios se han convertido en los nuevos esclavos. 

No cobran nada, no cotizan (de momento) a la seguridad social y, a las empresas, les salen muy rentables. El gobierno bonifica a dichas empresas, mediante establecimiento de convenios. La tarifa común es de 400 euros. Es decir, yo te contrato como becario y, encima, me pagan por ello. Lo sensato y normal sería redistribuir esos 400 para pagar una cantidad simbólica al becario. Pero, no. En el 90% de los casos, eso nunca sucede. Lo peor de todo, no es trabajar gratis (que ya es un drama). Lo más terrible es que la gente licenciada o titulada, no pueda optar a muchos trabajos (la mayoría de ellos, cualificados) por la imposibilidad de firmar convenios de prácticas con ningún centro formativo.


(DIS)CAPACITADOS

Este tipo de condicionante se asemeja bastante al caso anterior. El gobierno ayuda a las empresas, que contratan a gente con discapacidad. (Eso sí, que esa discapacidad no supere el 33%) 

Muchas instituciones públicas se aprovechan de esta cuartada social, para contratar a gente con perfiles de discapacidad. 

Nos hacen creer que se preocupan por la sociedad y por las personas más necesitadas. Y nada más lejos de la realidad. La falta de crédito a las PYMES y al sector empresarial, en general, ha transformado al mercado en algo mísero y deshumanizado. Se necesita mano de obra pero, como no hay dinero para pagarla, se ofrecen sueldos bajo mínimos o se buscan fórmulas para poder completar la retribución, mediante ayudas públicas.


CON DON DE LENGUAS

Hace años, las tiendas y el sector servicios, eran el último refugio para la gente con profesionales liberales que no encontraban trabajo. Todo el mundo conoce el mito de Hollywood. El que cuenta que, en Los Ángeles, todos los camareros son guionistas y actores desempleados, esperando su gran encuentro con un pez gordo de alguna productora. En España, pasaba lo mismo. Podías encontrarte a un escritor, o a un licenciado en astrofísica, sirviendo cafés en la Gran Vía madrileña. Con la llegada de ricachones procedentes de Rusia y China, la cosa se ha complicado un poquito más. 

El afán por vender y por tratar como reyes a este tipo de consumidor, ha obligado a las empresas a ofertar puestos que requieren el conocimiento, no del inglés, francés o alemán, si no del Chino, Ruso o Árabe. 

Ya no es suficientes ser mono/a, y saber doblar camisetas, no. Ahora debes tener un nivel medio-alto de estos idiomas. Ya lo pronosticaba Blade Runner, en los ochenta, el Chino acabará siendo el lenguaje universal.


A PUERTA FRÍA

Hace un par de años, se estrenó la película “A puerta fría” que trataba, precisamente, de esta táctica comercial. A saber: Ir de puerta en puerta, vendiendo productos, sin cita previa. La puerta fría es una de las estrategias de venta más duras, a la par que ineficaces. Y más, hoy en día. Con la crisis, la gente rehúye de los vendedores de enciclopedias, seguros o energía. 

Me atrevería a afirmar que, el 80% de las ofertas publicadas en los portales de empleo, son de comerciales. 

Y, ¿cómo se intenta atraer a los parados? Pues con el timo de la estampita. Sueldo base: 500-2500. Nivel de estudios: Sin especificar (sic). ¿Cómo se entiende? ¿Pagarán 2500 euros a una persona sin titulación universitaria? El truco del almendruco es bastante rudo. Se ofrece un sueldo base de 400-500 euros. El resto se obtiene a partir del trabajo por objetivos. Por ejemplo, en una empresa de telefonía debes vender seis productos en un mes. Si lo haces, recibes una retribución. Si no, a la calle. ¿Qué más se puede pedir?

 
SIN ÁNIMO DE LUCRO

Pues sí. En esta vida, siempre se puede pedir más. Sería el caso de los captadores para organizaciones no gubernamentales. 

Las ONG contratan a empresas externas que se dedican a formar, no a captadores, si no a comerciales. 

Gente que trabaja orientada a fríos objetivos y que debe obtener X socios al mes, si no quiere irse de patitas a la calle. Con el mercado de las enciclopedias, uno lo podría llegar a entender. Es un negocio, y los negocios no entienden de moral ni de escrúpulos. Pero… ¿Creu Roja? ¿Acnur? Prefieren la cantidad, y no la calidad de sus socios. Es triste, pero es real. Un captador recibe las mismas enseñanzas que un comercial a puerta fría. Da igual que la persona no esté convencida en donar un dinerito. Ya nos encargaremos de convencerla, a toda costa.


¿PODRÍA HABLAR CON EL SEÑOR DE LA CASA?

Y, llegamos, al otro gran grupo de ofertas de empleo: La televenta. Un tipo de trabajo parecido al de comercial. La única diferencia es que no te mueves de la silla. Pero, en el fondo es exactamente lo mismo. Una puerta fría, a través de números de teléfonos. Bases de datos interminables, que deben cubrirse. Productos de todo tipo. Seguros, telefonía, enseñanza… Todo vale. 

Unos años atrás, cuando recibías una llamada de un teleoperador, solía provenir de un país latinoamericano. 

Te atendía un panchito que decía trabajar para Vodafone o Movistar. Y siempre, absolutamente siempre, te llamaban a la hora de comer o cenar. “¿Está la señora de la casa?”. Inmediatamente después, colgabas el teléfono y los enviabas a tomar por culo. Es la reacción natural. Y pensabas: El que ha llamado, es un pobre diablo que vive en Medellín o en Montevideo. Las empresas externalizaban sus servicios telefónicos a países más baratos que España. Con la crisis, la cosa ha cambiado. Esos países empiezan a tener poder adquisitivo y, su mano de obra, se ha vuelto muy cara. Aquí, Europa nos obliga a ser competitivos. Y lo somos. No incrementando el valor añadido de nuestra producción, sino bajando los salarios. Y, en esas estamos. Ahora, somos españoles los que debemos aguantar el chaparrón. Llamar a la hora de comer y rezar para que no nos cuelguen el teléfono en las narices. Así, sí.


Y mira que, servidor, se levanta cada día y se prepara un café americano bien cargado y fuerte como un demonio. 

Procede a ponerse delante del ordenador y empieza a buscar y a investigar. Intenta convencerse que ese día será un día nuevo, y que recibirá algún mail de alguna empresa (la que sea) a la que envió el CV el día anterior. 

O que encontrará la oferta de su vida, que le sacará del agujero. Y, no. Nunca sucede. Y eso pone, de muy mala hostia. Se plantea en tirarse de algún viaducto (es que, servidor, es muy melodramático). Sopesa los pros y los contras y se conforma en publicar una nueva entrada en su desconocido y terapéutico blog.

Y en esas estamos.






jueves, 21 de noviembre de 2013

EL GUIONISTA, EN EL CINE



Este artículo es una selección, tendenciosa si queréis, de películas que pierden el tiempo en analizar esa especie en peligro de extinción llamada: Guionista. 

El oficio de guionista nunca ha sido fácil y, con la crisis, mucho menos. 

Hoy en día, trabajar como guionista o redactor de contenidos es un lujo, y de los caros. El mercado está repleto de licenciados en Comunicación Audiovisual, Periodismo y otras carreras afines. A su vez, el sector se ha ido haciendo más y más pequeño, debido al incremento del IVA cultural, a la falta de inversión publicitaria, a la piratería…

EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES (Sunset Boulevard. Billy Wilder, 1950)
El cine mudo ya es historia y la mayoría de grandes estrellas de esa época han ido desapareciendo. Es el caso de la “ficticia” Norma Desmond, interpretada por Gloria Swanson. Vive retirada en una suerte de caserón gótico, en Sunset Boulevard, con la única compañía de su servil mayordomo (que fue, en antaño, su marido y director fetiche) y un mono de circo. En medio de este percal, aparece Joe Gillis. Un miserable guionista, que (mal)vive como puede. No vende ni un puñetero guión y debe varios meses del alquiler de su cuchitril. Un día, huyendo de unos creedores, llega a la Mansión de Norma Desmond. La momia del silente, le ofrece un trabajo como guionista. Gillis se deja querer por Norma y se aprovecha de ello. 

David Mamet describió la profesión del dramaturgo, como una profesión de Putas. En el caso, de Joe Gillis, termina siendo así, literalmente. 

El guionista se convierte en el Gigoló de la estrella en decadencia. La historia acaba como el rosario de la aurora. La pasión y la locura se entremezclan, como en una tragedia griega.
Diagnóstico: El guionista sin trabajo, termina vendiéndose al mejor postor.

EVA AL DESNUDO (All about Eve. 1950, Joseph L. Mankiewicz)
All About Eve, título original del film, se centra en el teatro. Pero ese microcosmos podría ser, perfectamente, el del cine o la televisión. Las miserias, ambiciones y traiciones son las mismas. 

Broadway es un buen ejemplo de espacio viciado y lleno de miserias humanas. El gran circo de la vida.

Eve es una pobre chica provinciana que quiere triunfar como actriz. Admira, hasta extremos enfermizos, a la gran Margot Channing, interpretada por Bette Davis. Eve se ofrece a trabajar como asistente de la señorita Channing. Margot es muy egocéntrica y le encanta tener a una chiquilla que le haga la pelota todo el día, y que obedezca a todos sus caprichos. Pero con el tiempo, empieza a darse cuenta que alguna cosa no va bién. Eve tiene algo inquietante, que le pone nerviosa. Tanta amabilidad no es normal. Con el tiempo, descubrimos que Eva es una arribista, una depredadora voraz. Su única intención es quitarle el puesto a Margot. Quedarse con su papel y de, paso, con su novio y amigos. Por suerte, aparece en escena el pérfido y rastrero crítico teatral, Addison Dewitt. Addison es un ser miserable, una garrapata que sobrevive chupando la sangre a la gente del teatro. Desde el primer momento,  clicha a Eva y descubre que no es quien decía ser. A cambio de su silencio, Eva acaba siendo su esclava y concubina. Amargada y desdichada, triunfa como actriz. Su sueño se cumple, pero pagando un precio demasiado caro. A su vez, Margot recupera su estabilidad emocional y sus amistades. 

All About Eve es uno de los mejores guiones de la historia del cine. Recomiendo, fervorsamente, el remake encubierto de Paul Verhoven, Showgirls, y el homenaje de Almodóvar en Todo sobre mi madre.
Diagnóstico: El dramaturgo, al servicio de la estrella. 

CAUTIVOS DEL MAL (The bad and the beautiful. 1952, Vincente Minnelli)

Y seguimos, con el metacine. Ese género onanista, que nos cuenta los entresijos y vísceras de la industria cinematográfica. 

En Cautivos del mal, todo gira alrededor de la figura del productor Jonathan Shields (interpretado por Kirk Douglas). Es el retrato del sueño americano: Joven que consigue llegar hasta la cumbre, mediante el esfuerzo y los pocos escrúpulos. Shields es el paradigma del productor todopoderoso de Hollywood. Un primo-hermano de David O.Selnick o Darrly F.Zanuck. Toma lo que le interesa, se aprovecha de ello y luego lo tira. El film empieza con una reunión en unos estudios cinematográficos. Una estrella del cine, un director y un guionista rememoran sus tortuosas relacionas con Shields. Georgia Lorrison, la actriz, sufrió el carácter inestable y tiránico de Jonathan Shields y se dió a la bebida. Pero, al separarse del productor, se convirtió en la nueva estrella de Hollywood. El director, Fred Amiel, era el mejor amigo de Jonathan. Empezaron juntos, pero Jonathan le arrebató las ideas y lo traicionó. Amiel, abandonó su amigo para siempre, y empezó una gran carrera como realizador. James Lee, era un guionista creativo y lleno de ideas. Pero, trabajando a las órdenes de Shiels, tuvo que acatar el despotismo del productor. Por suerte, con el tiempo, Lee se hizo un nombre como dramaturgo y escritor y acabó ganando el premio Pullitzer. 
Diagnóstico: El guionista humillado por el productor todopoderoso.

ESCÁNDALO EN EL PLATÓ (Soapfish. 1991, Michael Hoffman)
Y he aquí, el mundo de la televisión. Actualmente, el guionista (al menos el americano) goza de bastante poder. Como Showrunning o productor ejecutivo, un guionista puede controlar todos los procesos de producción. En el pasado (y aún en España, hoy en día), los guionistas eran simples trabajadores, sin demasiados derechos ni aspiraciones artísticas. El cine era el astro rey y las series eran fastfood para las masas.

Esta película habla de los culebrones americanos. En los ochenta, el género de las Soup operas tuvo un impacto internacional más que notable. 

Dallas, Dinastia, Falcon Crest, Santa Bárbara… A cada cual, peor. Con escenarios de cartón piedra y argumentos imposibles. Escándalo en el plató nos cuenta la historia de Celeste, la estrella de El Sol también se pone. Es portada en todas las revistas, y es la novia de América. La aparición de su joven sobrina, aspirante a actriz, y de su antiguo amor, actor fracasado y retirado en Florida, convertirán la vida de Celeste en una verdadera telenovela. No falta ninguno de los ingredientes imprescindibles: Poder, sexo, traición, envidias… Celeste cuenta con la ayuda de su mejor amiga, la fiel directora argumental de la serie, interpretada por Whoopi Goldberg. Su misión es contentar a la protagonista del show, escribiéndole grandes monólogos o reforzando su autoestima (haciéndose pasar por una fan, en centros comerciales).
Diagnóstico: El guionista todoterreno. El encargado de reescribir capítulos en 20 minutos, de amoldarse a los deseos de actores y productores, o a las necesidades publicitarias.

BARTON FINK (Barton Fink. 1991, Joel Coen y Ethan Coen)
Tercera película de Los Coen, y una de sus mejores obras. A nivel narrativo y, sobretodo, a nivel visual. 

Una pesadilla posmoderna trufada de referencias. Las películas de mafiosos de los años 20, la pintura de Edward Hooper, las novelas de Frank Kafka o de Bukowski, los films de David Lynch...

A saber: La historia de un autor teatral, que aspira a ser un autor. Llega a Hollywood, y se topa con la fábrica de los sueños (o pesadillas). Un territorio lleno de productores sin escrúpulos y de mafiosos con intereses oscuros. Barton abandona el teatro, “vende su alma” a Hollywood, y se muda en un onírico hotel, paralizado en el tiempo. Intenta empezar un guión nuevo, pero sufre una terrible crisis creativa. Conoce a Charlie, su vecino en el hotel, y a Audrey, su secretaria, que le dan apoyo moral y sentimental.  Al final, como en toda buena peli de los Coen que se precie, todo se descontrola. Charlie resulta ser un peligroso criminal, y la policía empieza a sospechar de Barton. Pero por suerte, Fink, sabe sacar provecho de esa situación y consigue escribir una historia basada, en muchos sentidos, en sus vivencias.
Diagnóstico: El guionista como protagonista de una historia Kafkiana.

JÓVENES PRODIGIOSOS (Wonder Boys. 2000, Curtis Hanson)

Jóvenes Prodigiosos habla, de manera genérica, del proceso de creación. Del oficio de escritor y sus connotaciones en la vida personal. 

Grady Tripp es un novelista reputado, que se hizo famoso gracias a su obra: Hija de Pirómano. Su vida no le gusta. Es docente en una universidad de élite, está liado con la decana de la facultad y su editor le presiona para que publique un nuevo libro. Grady siente curiosidad por uno de sus alumnos, Terry. Un joven escritor con mucho potencial, un tanto autista y consumidor de hierba. En definitva, Tripp se ve a el mismo, hace años. Cuando tenía toda la vida por delante, y estaba a punto de publicar su obra magna. Un perro muerto y un jersey que perteneció a Marilyn son los detonantes de un fin de semana enfermizo, divertido y emotivo. Una peripecia que ayuda, a Tripp, a reconvertir su vida. A plantearse el futuro, el presente y el pasado.
Diagnóstico: El escritor famoso por una sola novela, paralizado por el pánico.

EL LADRÓN DE ORQUÍDEAS (Adaptation. 2002, Spike Jonze)
Y seguimos con guionistas neuróticos y metacine. Charlie Kaufman ya había experimentado con los límites entre realidad y ficción en su anterior película, Como ser John Malkovich. Nicolas Cage es el alter ego de Kaufman, encargado de adaptar una difícil e irrealizable novela sobre orquídeas. No hay conflicto ni tensión dramática. No hay por donde cogerla, vaya. A su vez, Donald, el hermano gemelo de Charlie, decide imitar los pasos de su hermano y escribe un guión convencional y mediocre sobre las andanzas de un asesino en serie. Mientras Charlie continua inmerso en sus paranoias existencialistas, Donald triunfa con su película simplista y comercial. 

Muchas veces, el guionista o creador piensa que debe escribir algo profundo y trascendental, y se olvida de crear un guión bien estructurado, que cumpla una función dramática. 

Narcicismo, contra oficio. Ese sería uno de los temas. Pero también hay otros. Remarcaría, especialmente, todo lo relacionado con el negocio de los seminarios. En Adaptation conocemos al alter ego del gurú de la docencia cinematográfica: Robert Mckee. Ronald asiste a uno de sus cursos y, de la noche al día, pare una historia de éxito. ¿Es eso, suficiente? ¿Debemos escribir como autómatas, bajo unos cánones preestablecidos por un guionista fracasado que se dedica a dar lecciones?
Diagnóstico: Guionista creativo vs guionista con olfato comercial.