La cultura occidental está llena de burbujas.
La burbuja de Internet, la inmobiliaria… Suelen ser el presagio de la catástrofe más absoluta. Pero, también, de la reconversión y del nacimiento de un nuevo paradigma. ¿Se está acercando, cada vez más, la burbuja televisiva? Dejo dos elementos, a
vuestra humilde consideración.
Uno es la sobresaturación de series (sobretodo americanas). La cantidad, ya
lo sabemos, no es sinónimo de calidad.
La impresión generalizada es pensar que toda serie no española será mucho mejor. Y, en la mayoría de ocasiones, lo es. Pero no siempre.
A finales de los noventa, el cine de gran consumo sufrió una gran
banalización. Las grandes productoras, absorbidas por holdings empresariales
que no tenían ni puta idea de cine, digirieron muy mal el honroso concepto de Blockbuster (Cine palomitero, sin complejos, de gran
formato, creado a finales de los 70 con Tiburón, Superman, Star Wars o Batman…)
Primaban las grandes franquicias y las comedias románticas basadas en patrones preestablecidos.
Muchos guionistas y directores emigraron al paraíso de la creatividad
audiovisual: Showtime y HBO. Televisiones de pago que ofrecían al televidente, contenido adulto (sexo, violencia…) De ahí surgieron grandes clásicos, como Sex in The City, The Wire, Nip Tuck, o la madre de todas ellas: The Soprano. Poco después, al darse cuenta del éxito y prestigio
adquirido por HBO, las cadenas generalistas se apuntaron al carro y llegaron: CSI
y LOST. Series de gran formato, para todos los públicos y con un toque especial (obra de un productor ejecutivo poderoso y identificativo como Bruckheimer o JJ. Abrams).
El segundo elemento para la reflexión: La televisión nos ha brindado
grandes momentos, durante los últimos años. Breaking Bad, Masters of Sex, Broadwalk empire,
Game of thrones… Sin embargo, en el panorama catódico de 2013, empezamos
a dilucidar pequeñas señales que emparentan, peligrosamente, la ficción
televisiva con los peores vicios del cine de los años 90. A saber: Sleepey Hollow,
Fargo, Agents of Shield, Se ha escrito un crimen… Adaptaciones y remakes de
novelas, cómics o películas. El mundo al revés.
El hilo cronológico sería el siguiente: Guionista se cansa del cine y su mediocridad, se pasa a la tele para crear cosas nuevas y, al final, termina copiando argumentos de otras películas.
El concepto de televisión arriesgada y alternativa, corre el peligro de terminar
desapareciendo. Las series de televisión, antes minoritarias, cada vez tienen
más público potencial. Los presupuestos por capítulo, aunque más baratos que en
el cine, se van acercando a los de las películas. Normalmente, el margen de
riesgo, es inversamente proporcional al dinero que inviertes en una producción
audiovisual.